El vegetarianismo es una tendencia creciente a nivel nutricional. Sin embargo, algunas personas todavía no tienen claro lo que implica. ¿Qué es realmente ser vegetariano?
El vegetarianismo es una actitud vital, un posicionamiento de rechazo al consumo de proteína animal, basado en motivos diversos: fundamentalmente preocupación por el bienestar animal (por las condiciones en las que viven y mueren los animales destinados al consumo humano o de los que se obtienen alimentos) y la protección del medio ambiente (por el impacto ambiental que implica la producción intensiva de carne o lácteos o el agotamiento de los recursos marinos), prescripciones ético-religiosas o con un claro objetivo de mejorar la salud. En este sentido es importante recordar que la reducción del consumo de alimentos de origen animal (en especial carnes rojas y procesadas) es un objetivo de salud pública prioritario en el que convergen investigadores del campo de la salud, gobiernos y otras instituciones que promueven la producción y el consumo responsables, la preservación de los ecosistemas naturales y la batalla contra el cambio climático.
Hay una gran cantidad de información contradictoria sobre lo que es una dieta sana. De hecho, muchos nutricionistas y doctores consideran que las personas necesitan carne para los nutrientes. ¿Se podrían encontrar estos nutrientes en otros alimentos compatibles con la dieta vegetariana?
Los profesionales sanitarios que desarrollan su actividad en el ámbito de las recomendaciones sobre alimentación y otros hábitos de vida saludable deben promover un estilo de vida en general y un patrón alimentario en particular basado en un consumo responsable, sostenible y ético con el entorno y el resto de seres vivos del planeta.
Este planteamiento comienza por la restricción en mayor o menor grado de la proteína animal y el incremento del consumo de vegetales, esto es frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos y semillas y cereal integral. Existen varias propuestas que se ajustan a esta premisa, de las cuales las dietas vegetarianas son el máximo exponente. Hay vegetarianos que no excluyen el huevo o los lácteos, o ninguno de los dos.
Las dietas vegetarianas, incluyendo las veganas (que son las más restrictivas), planificadas con criterio y de manera adecuada, son nutricionalmente apropiadas para todas las etapas del ciclo vital y eso incluye embarazadas, lactantes, niños y adolescentes hasta la edad adulta. El único suplemento irrenunciable es la vitamina B12, ya que este micronutriente no se encuentra en los vegetales. Planificadas y bien llevadas a la práctica no solo son saludables, sino que pueden proporcionar beneficios para la salud en la prevención (ayudan por ejemplo al control de peso o los lípidos sanguíneos) y tratamiento de enfermedades (como la diabetes tipo 2).
Existen muchos mitos y creencias erróneas en torno a la dieta vegetariana. Unas creencias que se incrementan cuando está dieta está relacionada con los niños. ¿Es peligroso para un niño seguir una dieta vegetariana?
Alimentarse sin criterio es lo que verdaderamente entraña riesgos. La dieta vegetariana exige una sencilla planificación y conciencia de los alimentos que llevamos a la mesa, combinamos y periodizamos. Esto no es necesariamente muy diferente de la estructuración y selección de alimentos nutritivos que exige una dieta no restrictiva de base. No debe olvidarse la vitamina B12, cierto.
Los estudios que analizan la adecuación nutricional de los niños vegetarianos de los países occidentales encuentran un patrón dietético más próximo a las recomendaciones de salud que los omnívoros en la medida que consumen más frutas y hortalizas y una ingesta menor de dulces y aperitivos salados. Esto se traduce después en un ingreso superior de fibra y vitaminas en tanto que la entrada de sal y grasas perjudiciales desciende. Los resultados de estos estudios encuentran que los niños y niñas vegetarianos presentan un patrón de crecimiento y un estado nutricional adecuados.
La misma Academia Americana de Pediatría (AAP) recuerda que la creencia general que las personas vegetarianas o veganas padecen déficits nutricionales puede ser exagerada, porque es muy poco habitual encontrar informes de tipos específicos de malnutrición (con déficit de vitamina B12) en este colectivo.
Pero, ¿podrían existir déficits en este tipo de dietas en el caso de los niños?
Tanto en la infancia como en la edad adulta, la persona que se alimenta mal asume el riesgo de nutrirse mal, tanto por exceso como por defecto. Los padres y madres deben conocer los riesgos y las ventajas de la alimentación escogida y recibir la información que les ayude a ofrecer a su descendencia alimentos seguros, suficientes y adecuados.
Sí hay que resaltar que no todas las dietas vegetarianas son iguales. Algunas son particularmente restrictivas (las que solo incluyen vegetales crudos o frutos o algunas fases de la llamada “dieta macrobiótica”) y pueden ser pobres en calorías, proteínas, algunas vitaminas y minerales y entrañan un riesgo de anemias, raquitismo, deterioro del crecimiento con efectos y consecuencias nada claros en etapas críticas como la gestación y la lactancia, niños y adolescentes. De ahí que la AAP las desaconseje en la infancia.
Brevemente, ¿qué beneficios y qué contraindicaciones tendría para un niño llevar una dieta vegetariana?
De forma general, las dietas vegetarianas aportan menos grasa saturada, colesterol (exclusivo de la célula animal) y proteína animal, pero también llegan cargadas de fibra y micronutrientes como los minerales y determinadas vitaminas y antioxidantes. Seguramente tendrán un hábito intestinal más regularizado.
Son niños con índices de masa corporal y tasas de sobrepeso menores que el resto de la población infantil que “come de todo”. A medida que crecen los vegetarianos tienen mejor control de la glucosa sérica, de su tensión arterial y del colesterol total y LDL. Eso nos lleva a un menor riesgo cardiovascular y de algunos tipos de cáncer como el de colón y menos diabetes tipo 2. El aumento de sobrepeso y resistencia a la insulina en adolescentes resulta inquietante.
Si me preguntas por las contraindicaciones, bien llevada una dieta vegetariana no tiene de entrada, contraindicaciones. Sí que es cierto que para algunos deportistas con actividad física muy elevada puede llegar a ser difícil cubrir los requerimientos energéticos por el gran volumen de alimentos vegetales que los representan y por tanto de fibra que puede generar discomfort. El incremento de fibra en la dieta, particularmente de legumbres, debe ser progresivo para favorecer la adaptación digestiva. Lo que debería estar contraindicado es banalizar la alimentación, porque ello sí puede tener consecuencias. Las familias deben buscar un acompañamiento riguroso, ético y basado en la ciencia, sin que sus decisiones sean juzgadas, exactamente como lo hacen con el resto de los aspectos de la salud o de la educación.
¿Por qué es esencial que el niño lleve una buena planificación?
Para aprender a aportar y a combinar los alimentos, aportando variedad para que la dieta sea atractiva y en particular los nutrientes que llamamos “limitantes”, y evitar así las carencias: proteínas, hierro, calcio, omega 3, yodo, vitamina D y el suplemento de vitamina B12.
Por último, ¿qué consejos daría a unos padres que se están planteando que su hijo lleve una dieta vegetariana?
Hay buenos libros y excelentes artículos, blogs, webs, basados en la evidencia científica, escritos por profesionales rigurosos, que son de ayuda inestimable para adentrarse en el estilo de vida que se están planteando, la comprensión primero de las estrategias de planificación y finalmente proporcionan un arsenal de recetas inabastable para consumar elaboraciones variadas y apetitosas. Finalmente, busquen un profesional especializado en las dietas basadas en vegetales y déjense asesorar.