El dolor se produce por células nerviosas especializadas que se activan cuando cosas potencialmente dañinas afectan a varias partes del cuerpo. Generalmente, estas células nerviosas tienen un canal iónico especial que tiene un papel clave en el inicio del impulso eléctrico, que señala el dolor y lo envía al cerebro.
Ahora, según un nuevo estudio, las personas que heredaron la variante neandertal de este canal iónico experimentan más dolor.
Dado que varios genomas de neandertales de alta calidad están disponibles, los investigadores pudieron identificar los cambios genéticos que estuvieron presentes en muchos de ellos, así como investigar sus efectos fisiológicos y analizar sus consecuencias cuando ocurren en las personas de hoy.
Al examinar un gen que conlleva tales cambios, Hugo Zeberg, Svante Pääbo y sus compañeros, descubrieron que algunas personas, especialmente en América Central, América del Sur y Europa, heredaron una variante neandertal de un gen que codifica un canal iónico que inicia la sensación de dolor.
Al utilizar datos de un gran estudio de población en Reino Unido, los autores mostraron que, por ejemplo, las personas en Reino Unido portan esta variante Neanderthal del canal iónico y, por tanto, experimentan más dolor.
“El factor más importante para la cantidad de dolor del que informan las personas es su edad, pero llevar la variante Neanderthal del canal iónico hace que experimenten un dolor similar al que tendrían si fuesen ocho años mayores”, explica el autor principal, Hugo Zeberg, quien también añade: “Esta variante del canal iónico lleva tres diferencias de aminoácidos a la variante común moderna. Si bien las sustituciones de aminoácidos individuales no afectan la función del canal iónico, la variante completa de Neanderthal que lleva tres sustituciones de aminoácidos conduce a una mayor sensibilidad al dolor en las personas actuales”.
A nivel molecular, el canal de iones se activa más fácilmente, lo que explicaría por qué las personas que lo heredaron tienen un umbral de dolor más bajo. “Es difícil decir si los neandertales experimentaron más dolor, porque este también está modulado en la médula espinal y en el cerebro, pero este estudio indica que su umbral para iniciar los impulsos de dolor era más bajo que en la mayoría de los humanos actuales”.