El Síndrome de muerte súbita del lactante, producido durante el periodo de sueño sin la aparición de etiologías que puedan llegar a justificarlo, ha constituido, a lo largo de los tiempos, un problema importante para el que no existe solución.
De hecho, se considera la primera causa de muerte durante el primer año de vida y, en la inmensa mayoría de las veces, no hay manera fiable de establecer una causa de forma inmediata que la provoque. No obstante, hay que destacar que, en las últimas décadas, los casos de muerte súbita han decrecido enormemente gracias a las campañas preventivas.
Lo cierto es que se ha establecido un vínculo entre el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante y ciertos factores de riesgo, que se consideran intrínsecos a cada niño. Dentro de ellos pueden encontrarse el hecho de pertenecer a una raza negra o india nativa, de tener sexo masculino o de tener edades comprendidas entre los 2 y los 4 meses.
Generalmente, estos factores de riesgo se agrupan en cuatro grandes grupos: factores de riesgo biológicos/genéticos; factores de riesgo tanto maternos como perinatales; factores de riesgo del lactante; y factores protectores.
En el primer grupo, se encuentran, por ejemplo, dificultades en la regulación del control de la respiración, canalopatías de iones del corazón, desarrollo del sistema nervioso tipo autónomo e infección e inflamación.
Los factores de riesgo maternos y perinatales engloban el crecimiento fetal retardado, el alcohol, hábito tabáquico, consumo de tabaco por parte del padre, abuso de drogas, cuidado perinatal incontrolado o con déficit de seguimiento, bajo nivel socioeconómico y cultural, bajo nivel educativo, historia de abortos previos o corto intervalo entre embarazos, entre otras.
En los factores protectores se encuentra la lactancia materna, vacunación realizada correctamente y actualizada y el uso del chupo.
En cuanto a los riesgos del lactante y del ambiente, que sea sexo masculino, exposición a humo de tabaco, mayores de un mes y menores de un año, prematuros, bajo peso al nacer, enfermedad febril reciente, dormir sobre superficie blanda, excesiva ropa “estrés térmico”, cara cubierta durante el sueño, uso de almohadas o muñecos, dormir en una habitación diferente a la de los padres, alguna anormalidad congénita…
Así, la posición en la que se coloca a dormir al lactante está considerado como el factor de riesgo prevenible más relevante, considerando la posición de decúbito supino la más segura de todas. Por otro lado, las asociaciones de pediatría recomiendan utilizar chupo en los periodos de conciliación del sueño, ya que da lugar a un sueño de tipo más superficial y esto hace que se despierten de un modo más fácil.
Por otro lado, también se ha demostrado, a través de diferentes estudios, que hay un vínculo muy estrecho entre el hábito tabáquico y el incremento de riesgo de muerte súbita en aquellos hijos cuyas madres son fumadoras.
Es fundamental que el médico generalista, como especialista en pediatría, sepa realizar correctamente el manejo de un caso de muerte súbita en un lactante, debido a que es quien tiene que establecer un diagnóstico de exclusión, de forma que se debe de llevar a cabo una investigación completa que incluya una autopsia, una recogida de muestras para su posterior análisis bioquímico, histológico y metabólico y, por último, realizar una notificación judicial a quien compete en esa materia.
Actualmente, no existen evidencias que establezcan vínculos entre el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante y las inmunizaciones. Por ello, se recomienda que lo que sí deben cumplir todos los niños es el calendario vacunal.