Una nueva técnica para identificar genes implicados en el desarrollo de tumores

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El genoma humano está formado por casi 22.000 genes y, pese a que hay un montón de estudios centrados en ellos, estos solo han explorado el dos por ciento de nuestro ADN, que produce proteínas.

Por tanto, se sabe muy poco del 98% restante, que no codifica proteínas. Sin embargo, estas regiones no codificantes contienen información importante y regulan si un gen es activo en diferentes tejidos, en diferentes etapas de desarrollo y en enfermedades como el cáncer.

Precisamente, el cáncer es causado por mutaciones que conducen a una división celular descontrolada. Uno de los tipos de cánceres más agresivos es el gliobastoma, una forma de tumor cerebral con un pronóstico pobre. Se sabe poco acerca de cómo las mutaciones en las regiones no codificantes impulsan el gliobastoma.

Así, para abordar esta brecha de conocimiento, un equipo de investigadores de la Universidad de Uppsala han realizado una secuenciación del ADN del genoma completo en tejidos tumorales de pacientes con glioblastoma y analizaron las mutaciones identificadas.

Los investigadores asumieron que las secuencias de ADN que se han mantenido sin cambios en los mamíferos a lo largo de la evolución probablemente tengan funciones importantes. Por lo tanto, cruzaron las miles de mutaciones que habían encontrado con información sobre la conservación evolutiva de las regiones genéticas donde se encuentran las mutaciones.

De esta forma, los investigadores validaron sus resultados utilizando el gen SEMA3C, en parte porque encontraron una gran cantidad de mutaciones en regiones reguladores no codificantes cercanas a este gen y, por otro lado, porque los hallazgos anteriores sugieren que SEMA3C está relacionado con un mal pronóstico del cáncer.

Estudiamos cómo las mutaciones en las regiones no codificantes afectan la función y actividad de SEMA3C. Nuestros resultados muestran que una mutación específica, conservada evolutivamente, en las proximidades de SEMA2C interrumpe la unión de ciertas proteínas cuya tarea es unir genes y regular su actividad”, explica Forsberg-Nilsson, uno de los autores del estudio.

El estudio también identifica más de 200 genes enriquecidos para mutaciones no codificantes en las regiones involucradas. Es probable que tengan potencial regulador, lo que aumenta aún más el número de genes que son relevantes para el desarrollo de tumores cerebrales.

Nuestros resultados confirman la importancia de la asociación entre las alteraciones genéticas en las regiones no codificantes, su función biológica y la patología de la enfermedad”, concluye Forsber-Nilsson.