El Manual de Enfermedades y Estadísticas DSM es uno de los estándares más importantes actualmente en psiquiatría y es una referencia para el diagnóstico de la adicción. En una de sus últimas versiones, incluía la conducta adictiva comportamental al considerar el juego patológico como una adicción, y no un trastorno del control de impulsos. Sin embargo, no entraba dentro la adicción a Internet.
No hay duda, conforme pasa el tiempo y avanzan las nuevas tecnologías, son más y más las personas adictas a internet. Redes sociales, formación online, páginas webs de compras, medios de comunicación digitales… Fue la doctora Kimberley Young quien definió el uso patológico de Internet, o nuevas tecnologías, como un trastorno del control de impulsos, dado que presenta las características de trastornos de dependencia, pero no está relacionado con la intoxicación por alguna sustancia.
Así, entre los criterios diagnósticos de adicción a internet propuestos por Young se encontraban:
- Sentimientos de preocupación por Internet (piensa sobre anteriores o futuras actividades en línea).
- Necesidad de aumentar la cantidad de tiempo utilizado en Internet para estar satisfecho.
- Ha realizado esfuerzos repetidos sin éxito de tener autocontrol en disminuir o parar el uso a Internet.
- Se ha sentido inquieto, con malhumor, deprimido o irritable en los intentos para parar el uso de Internet.
- Ha estado más tiempo del que tenía pensado.
- Ha estado en riesgo de perder alguna relación importante, un trabajo o una oportunidad de educación debido al uso de Internet.
- Ha mentido a miembros de su familia, al terapeuta u otros para ocultar la importancia de estar conectado en Internet.
Por otro lado, Young y Greendielf diferencian cuatro formas de adicción a internet: la adicción Cibersexual, la adicción a la ciber-relación, las compulsiones en la red (juegos de azar o comercio electrónico), y los buscadores de información.
Estos autores consideran que no hay límites claros entre las diferentes modalidades y que suelen solaparse con otros tipos de trastornos. Es por este mismo motivo por el que consideran que, en ocasiones, la adicción a Internet es un trastorno secundario a otros relacionados con la fobia social, depresión, adicción al sexo, es decir, internet no solo sería una adicción sino que podría ser un problema de conducta adictiva comportamental relacionado con otros trastornos o adicciones.
SEÑALES DE ALARMA
Las principales señales de alarma que denotan una dependencia a las TIC o a las redes sociales y que pueden ser un reflejo de la conversión de una adicción son las siguientes:
- Privarse de sueño (<5 horas) para estar conectado a internet, a la que se dedica unos tiempos de conexión anormalmente altos.
- Descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud.
- Recibir quejas en relación con el uso de internet o de “smartphone” de alguien cercano, como los padres o los hermanos.
- Pensar en internet o en el “smartphone” constantemente, incluso cuando no se está conectado, y sentirse irritado excesivamente cuando la conexión falla o resulta muy lenta.
- Intentar limitar el tiempo de conexión, pero sin conseguirlo, y perder la noción del tiempo.
- Mentir sobre el tiempo real que se está conectado o jugando a un videojuego.
- Aislarse socialmente, mostrarse irritable y bajar el rendimiento en los estudios.
- Sentir una euforia y activación anómalas.
De este modo, estar permanentemente atento al teléfono, conectarse al ordenador nada más llegar a casa, conectarse a Internet nada más levantarse y ser lo último que se hace antes de acostarse, así como reducir el tiempo de las tareas cotidianas, tales como comer, dormir, estudiar o charlar con la familia, configuran el perfil de un adicto a Internet o al teléfono. Más que el número de horas conectado, lo determinante es el grado de interferencia en la vida cotidiana.
FACTORES DE RIESGO
Hay ciertas características o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones. La vulnerabilidad psicológica en la adicción comportamental a las nuevas tecnologías se expresa, por ejemplo, con características del objeto de adicción, que engloba la velocidad de las conexiones, la facilidad de acceso al recurso, la intensidad y la gran cantidad de información a la que se puede acceder.
Por otro lado, mantener relaciones sociales online es gratificante para la mayoría de las personas, todavía más el anonimato permite expresarse libremente, sin tabús, ni represalias. Otra característica es la gran disponibilidad, el refuerzo inmediato y la gran estimulación que produce.
En cuanto a los factores biológicos, estas teorías están relacionadas con los déficits de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y los opioides, relacionados con los circuitos de la motivación, recompensa, toma de decisiones e impulsividad. Muchos jóvenes buscan refugio o excitación compensatoria en las actividades relacionadas con el juego o uso de Internet. Los años más vulnerables son de 9 a los 15 años.
En la personalidad, destaca la baja autoestima, inmadurez, inestabilidad emocional, falta de identidad personal, impulsividad y elevada necesidad de nuevas sensaciones, timidez, el narcicismo o la necesidad de destacar.
El proceso de socialización también es un factor de riesgo, ya que suelen ser jóvenes sobreprotegidos por sus familiares con comportamientos obsesivos. Encontramos factores de riesgo en el entorno como, por ejemplo, el rol familiar (padres que están conectados a las nuevas tecnologías), el papel educativo y controlador de los padres (excesiva rigidez), la presión social de los grupos de amistades y la necesidad de utilizar las nuevas tecnologías para estar conectados con otros.
FACTORES DE PROTECCIÓN DE LA CONDUCTA ADICTIVA A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Existen varias guías preventivas que engloban acciones y recomendaciones para evitar esta adicción a las nuevas tecnologías, pero lo más importante es que los padres estén atentos a las señales que puedan indicar un abuso.
Entre las recomendaciones, destacan, por ejemplo, establecer un horario de juego de acuerdo a la edad con períodos de descanso que no impliquen el uso de la tecnología; eliminar el hábito del uso de las tecnologías como una rutina, limitar los tiempos de exposición y dar opciones de gratificación diferentes, por ejemplo el juego libre, el deporte, visitar los parques; generar hábitos de estudio y rutinas cotidianas que incluyen actividades gratificantes diferentes al uso de los medios.
También es importante establecer en los equipos de la casa controles parentales, en general hay instrucciones para esto en los manuales de instrucción, y limitar y controlar el uso de las redes sociales y el acceso a paquetes de internet en los teléfonos móviles.
Además, hay que seleccionar los videos, programas y películas que ven los niños y no encender la televisión durante las comidas, ya que induce a una mayor ingesta de comida y afecta la comunicación familiar.
Evitar siempre los programas con violencia explícita esto incluye noticieros y telenovelas y reforzar el comportamiento positivo como la cooperación, la amistad y la potencialización de habilidades.
Aunque lo más importantes es que los padres no deben olvidar que el ejemplo es lo más importante: sus propios hábitos serán los que imiten los niños.