Ángel López es licenciado en Medicina y cirugía por la Universidad de Sevilla, Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria otorgado en Madrid, Médico Ilustre en la modalidad Asistencial de Atención Primaria 2019, otorgado por RICOMS e instructor de Reanimación Cardiopulmonar Básica y Desfibrilación Externa Semiautomática.
¿Por qué decidió especializarse en la medicina rural?
En realidad, uno no decide la especialidad. Cuando terminas la licenciatura (en mi caso), el grado de medicina ahora, decides en virtud del número en la oposición MIR, ofertas laborales y circunstancias personales. Sí, tenía muy claro que quería ser médico, no pensé nunca en una especialidad, sino en el concepto de “ser médico” con todo lo que conlleva. Pero como nací en un pueblo y las circunstancias laborales me llevaron a trabajar en una zona rural, entendí que era lo que realmente me gustaba y parecía mí destino. Desde entonces, hasta ahora, he continuado de médico de pueblo, a pesar de que he tenido oportunidades de cambiar de ámbito laboral, y de hábitat.
¿Cómo es su día a día?
Paso consulta en mi pueblo, donde atiendo pacientes desde hace varias generaciones. Visito en sus domicilios a mis pacientes más ancianos o que no se pueden desplazar al consultorio y trabajo estrechamente con otras categorías profesionales, como enfermeros, celadores y técnicos sanitarios, con los que comparto muchas horas de guardia. Estas son cada 6 días y nos encargamos de tres pueblos, además de que nos ocupamos de cualquier enfermedad, accidente o emergencia que ocurra. Por eso, aunque somos pocos, debemos formar un equipo que nos haga fuertes. A la vez, comparto muy estrechamente mi profesión con mi familia, ya que vivimos en el mismo pueblo que trabajo, Cañada Rosal, viéndose implicada a diario en mi relación médico-paciente y sociedad donde vivimos.
En su perfil se define como un médico rural “en bicicleta”.
Sí, durante mi jornada laboral me desplazo al trabajo y a los domicilios de los pacientes en mi bicicleta, donde llevo mi maletín de médico con todo el material necesario para prestar la asistencia médica básica. La bicicleta es un complemento ideal de transporte para un médico de pueblo por su eficiencia, no contamina y es barata, es cardiosaludable y hace que me mantenga en forma. Además, con ese simple gesto hago promoción ecológica de la salud y como médico de una comunidad intento transmitir una imagen saludable.
¿Qué diferencias existen entre el profesional que ejerce en la ciudad y el que ejerce en un entorno rural?
Los profesionales que atendemos en los pueblos y en las ciudades en Atención Primaria, somos básicamente iguales: médicos de familia que atendemos fundamentalmente a personas y, por tanto, podemos ser intercambiables sin problemas. A mi entender, la diferencia fundamental radica en el compromiso comunitario, la longitudinalidad de la asistencia y la cercanía de la relación médico-paciente, ni que decir tiene que el aislamiento profesional, la multitarea, la integralidad de la atención y las características propias del pueblo donde ejerces, son también peculiaridades adyuvantes.
Cuando se hace referencia al medio rural como la “España vaciada”, ¿considera que también entra dentro de esta definición los médicos rurales?
Están relacionados, pero uno es un concepto geográfico y el otro es un concepto sanitario-laboral, aunque al mismo tiempo que muchos pueblos se van quedando sin gente, a los pueblos cada vez quieren venir a trabajar menos médicos jóvenes. Y es excepcional, ya que alguno sde ellos se quedarán a vivir en el entorno rural donde va a trabajar como médico.
¿Qué cree que hace especial la medicina rural?
La medicina rural es una forma peculiar de ejercer la medicina y aunque todo el mundo parece saber identificar al médico rural, es difícil definir el concepto de medicina rural. Es la medicina de toda la vida, es cercana, atiende a todas las edades y todas las patologías en todas las formas de presentación. La medicina rural y, por tanto, los médicos rurales suelen ser polifacéticos y con capacidad de dar una respuesta adecuada a la mayoría de las demandas que solicita su paciente. Los pacientes suelen mostrar gran agradecimiento por la gran implicación profesional.
¿Cuáles han sido las experiencias que más le han definido en su carrera como médico de pueblo?
A mi entender lo que más me ha caracterizado como médico de pueblo, es el que vivo en el mismo pueblo donde trabajo, como lo hacían los antiguos médicos rurales de principios del siglo XX, aunque salvando las distancias, además de llevar atendiendo en la misma comunidad varias generaciones de pacientes, como consecuencia de ello he entablado con ellos una relación que llamo relación médico-paciente-vecinal.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo? ¿Y lo que menos?
Me gusta el ser el médico en quien mis pacientes confían, ser su coordinador de la salud y estar integrado con ellos en la misma comunidad, el poder ir a trabajar en bicicleta y el poder flexibilizar mi horario dentro del que me exige mi empresa.
Lo que menos me gusta es la poca capacidad de autocuidados a la que hemos llevado a nuestra población y la alta dependencia del sistema sanitario que demuestran y al que hemos contribuido todos, hasta el extremo de que muchas personas no son capaces de saber si están o no sanos a no ser que se lo diga un médico.
¿Afectan, de algún modo, las nuevas tecnologías al rol del médico rural?
Si, las tecnologías han cambiado mi forma de ver y hacer medicina, ya que han contribuido a que esté conectado con compañeros de referencia y conocer casi al instante las novedades más importantes en mi especialidad. La difusión del trabajo de un médico rural a través de mis redes sociales y mi blog, han hecho que estas se hayan hecho más visibles.
La promoción de la salud y el contacto con mis pacientes a través de las redes sociales se han hecho más estrechos, por tanto creo que han afectado positivamente a la forma de ejercer mi medicina rural.
