¿Por qué es tan importante lavarse las manos para prevenir infecciones?

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Cuando se trata de prevenir infecciones virales, especialmente aquellas que se propagan a través de las gotas de la tos y los estornudos, es esencial lavarse las manos. Algo que toma mucha importancia ahora, cuando el mundo se encuentra en medio del brote de coronavirus.

Lavarse las manos correctamente es el principal consejo de los profesionales de la salud pública, sobre todo cuando se trata de controlar las tasas de infección. De hecho, en las directrices sobre cómo prevenir la infección, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que las personas deben “lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón”.

Y pese a ello, las personas siguen mostrando sus dudas a que algo tan simple, como es la higiene personal básica, pueda servir para prevenir una infección.

En este sentido, una nueva investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge tiene como objetivo eliminar esas dudas al mostrar lo importante que es lavarse las manos para frenar la propagación de las enfermedades infecciosas. El estudio, que apareció en la revista Risk Analysis, utilizó modelos epidemiológicos y simulaciones basadas en datos para determinar si una mejor higiene personal podría afectar a la tasa de transmisión de enfermedades y de qué forma.

EL 30% DE LAS PERSONAS NO SE LAVAN LAS MANOS

Así, los investigadores comenzaron con los datos existentes, que indican que una gran cantidad de personas no se lavan las manos después de usar el baño. Según el coautor del estudio, el profesor Christos Nicolaides, el “70% de las personas que van al baño se lavan las manos después”.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) dicen que las mejores prácticas para lavarse las manos incluyen no solo enjuagar las manos con agua, sino también aplicar jabón y frotar las palmas, el dorso de las manos, entre los dedos e, incluso, debajo de las uñas.

De esta forma, una persona debe frotar durante al menos 20 segundos antes de enjuagar el jabón y secar las manos con una toalla limpia. Sin embargo, el profesor Nicolaides señaló que, de las personas que se lavan las manos después de ir al baño, muchas no aplican el jabón y no llegan ni a los 15 segundos.

Consideramos que, como máximo, una de cada cinco personas en un aeropuerto se ha lavado las manos en un momento dado, es decir, el 20% de la población del aeropuerto”, explicaron los investigadores en su estudio.

UNA MEJOR HIGIENE PUEDE REDUCIR LA PROPAGACIÓN

Los investigadores utilizaron datos existentes sobre vuelos globales. Específicamente, analizaron la duración del vuelo, la distancia, las conexiones y estimaron la cantidad de tiempo que los viajeros pasan en los aeropuertos.

Así, sobre la base de estas medidas y datos de estudios sobre cómo las personas interactúan con los demás y con su entorno, así como lo que esto podría significar para el potencial de entrar en contacto con patógenos, los investigadores construyeron simulaciones de patrones de contagio.

De esta forma, identificaron 120 aeropuertos que, según consideraron, juegan un papel clave en la propagación de agentes contagiosos. Sin embargo, explicaron que estos no tienen que ser necesariamente los que tienen un mayor tráfico. Por ejemplo, es probable que los aeropuertos de Tokio, Japón y Honolulu (Hawai)  son actores clave en la propagación de la enfermedad debido al hecho de que ofrecen conexiones directas con los aeropuertos más grandes del mundo.

Los investigadores argumentan que si más personas se lavasen las manos con frecuencia y correctamente, disminuiría significativamente la velocidad a la que se propagan las enfermedades. Específicamente, si el 60% en lugar del 20% de los viajeros aéreos mantuvieron las manos limpias, podría reducir la propagación en casi un 70%, según los investigadores.

Incluso aumentar el número de personas con las manos limpias en un 10% podría reducir la velocidad a la que la enfermedad puede propagarse hasta un 24%. “Obtener un aumento en la higiene de las manos es un desafío, pero los nuevos enfoques en educación, conciencia y redes sociales han demostrado ser efectivos en la participación en el lavado de manos”, comenzó el profesor Nicolaides.