Este estudio, del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), ha sido presentado este viernes, vísperas del Día Internacional contra el Cáncer de Mama, que se celebra el 19 de octubre, por la presidenta de la AECC, Isabel Oriol, y por el presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), José Manuel Bajo Arenas, y el miembro de AECC Leticia Moral.
Sus resultados muestran que casi 8 de cada 10 de estas mujeres (76%) sabe que, por su edad, debería realizarse mamografías, frente a un 23 por ciento que desconoce ser grupo de riesgo. Más de la mitad (53%) incluso conoce que la periodicidad recomendada es de dos años.
De hecho, el 64 por ciento de ellas se ha realizado alguna vez una mamografía, frente al 35 por ciento que nunca se ha hecho una. Sin embargo, el 26 por ciento reconoce que se hace esta prueba "cada cuatro años" e un 8,5 por ciento que lo hace cuando pasan más de seis.
SI LES "TOCA" PREFIEREN NO SABERLO
Según explica Moral, las principales "excusas" para no participar en los programas de cribado del cáncer de mama son el miedo al diagnóstico, ya que la mayoría asegura que si "le ha tocado" sufrir un cáncer "prefiere no saberlo" y la ausencia de señales de alarma, pues muchas creen "que ha partir de cierta edad hay menos riesgos".
Asimismo, en este trabajo se aprecia "una pérdida de credibilidad en el beneficio de las mamografías", pues muchas de estas mujeres aseguran conocer casos de mujeres diagnosticadas con un cáncer de mama poco después de realizarse una mamografía de resultado negativo.
También argumentan muchas desconocen cuándo tienen que comenzar a someterse a estas pruebas por la "falta de consenso" que especialistas y sistemas tienen sobre la materia.
"Lo más coste efectivo es realizar mamografías entre los 50 y los 65 años, pero algunas comunidades autónomas empiezan a hacerlas a los 45 años y otras terminan a los 62 y esto crea una confusión a la que se aferran, que hay que discutir y estudiar", apunta Moral.
Otras pacientes aducen "trabas en el sistema" al acceso a estas pruebas, como las demoras en las citas o los tiempos de espera, a pesar de que, según la representante de AECC, "las comunidades autónomas han hecho un esfuerzo importante" en este sentido y a su juicio, "hoy en día los programas de cribado están bien implantados".
INICIARLAS A LOS 40, TERMINARLAS A LOS 80
Según ha señalado el doctor Bajo Arenas, son infundadas las dudas sobre la fiabilidad de las mamografías porque se trata de unos test "con una sensibilidad muy alta, de entre el 85 y el 95 por ciento", que puede diagnosticar un cáncer de mama "con 2 a 4 años de antelación".
Sobre la edad de inicio, recuerda que esta prueba está recomendada, por coste eficacia, "a las mujeres entre los 50 y los 69 años cada dos años" pero que "también es eficaz a partir de los 45".
"Si hubiera más recursos --dice-- el primer paso debería ser retrasar la edad del inicio de las mamografías a los 40 años y continuar con ellas hasta los 80, ya que las mujeres cada vez tienen mayor esperanza de vida, y realizarlas cada año, no cada dos años".
Sin embargo, puntualiza, no sería adecuado retrasar el inicio a los 30 años, pues la mamografía en esta edad "pierde sensibilidad" y sería "más útil" realizar una ecografía mamaria.
Para la presidenta de la AECC, la clave para convencer a estas mujeres de someterse a las pruebas de cribado es convertir a la mamografía "en una prueba amiga" y hacer "que le pierdan el miedo", generalizando en todas las comunidades autónomas las cartas de invitación a participar en los programas de cribado y dotarlas de una redacción "mas amable", pues ahora parecen "citaciones judiciales".
También apuesta por concienciar desde la Atención Primaria porque, a su juicio, esta sería "la vía más eficaz para la movilización de estas mujeres".
INMIGRANTES, LAS QUE MENOS SE HACEN MAMOGRAFÍAS
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud 2006, ocho de cada diez españolas en edad de riesgo se han realizado mamografías en los últimos dos años. Sin embargo, sólo lo han hecho seis de cada diez inmigrantes que viven en España. También faltan a esta prueba con mayor frecuencia las cuidadoras de personas con discapacidad, con bajo nivel de estudios y que sólo cuentan con cobertura sanitaria pública.
La mayoría de las comunidades autónomas, a excepción de Ceuta y Melilla, tienen porcentajes de participación en los programas de cribado cercanos al 75 por ciento. No obstante, las tasas de no participación más altas se dan en Extremadura (24%) y Castilla y León (21%), frente a las más bajas, de Navarra (0,5%) y País Vasco (4,7%).
Dos tercios de las mujeres que se han realizado una mamografía en los últimos dos años reconocen haberlo hecho tras recibir una invitación del sistema de citación de un programa de cribado de cáncer de mama.