El momento del parto es una de las experiencias más importantes vividas por la mujer. En las últimas décadas, y desde muchos centros hospitalarios españoles, se está trabajando por un mayor respeto y consenso con la madre sobre la fisiología del parto, encaminada a promover la participación de las mujeres en la toma de decisiones informadas, y con una mínima intervención obstétrica.
Por ello, previo al momento de dar a luz, los profesionales tienden cada vez más a consensuar con la futura mamá la manera con la que se realizará, salvo que no haya contraindicación médica.
El uso del agua, o ‘hidroterapia’, como medida alternativa está actualmente muy expandido y son ya muchos los hospitales maternales que han optado por instalar una bañera de partos en sus salas de partos. Se ha constatado que esta modalidad de dilatación en el agua es un método eficaz para disminuir el dolor, disminuyendo por tanto la necesidad de analgesia (epidural, espinal…) y acortar el tiempo de dilatación (siendo este inferior con la inmersión en el agua).
Pero no aconseja este uso en el expulsivo, puesto que, aunque existen pocos casos, sí que hay riesgos clínicos significantes para él bebe (problemas respiratorios, ruptura del cordón umbilical con la consecuente hemorragia e infecciones).
“El respeto a la autonomía y libertad de elección por parte de la madre tiene como límite la seguridad del recién nacido”.
Finalmente, desde la Federación de Matronas de España sostienen que en el uso de la hidroterapia durante el parto no se han detectado efectos perjudiciales sobre los parámetros obstétricos maternos estudiados, sino que disminuye la percepción del dolor y el uso de analgesia, se realizan menos episiotomías, y aumenta la satisfacción del parto.
Fuente: www.efesalud.com