Durante la gestación, como tras el parto, la mujer experimenta cambios emocionales importantes. En estos cambios tienen mucho que ver las hormonas, que actúan sobre el cerebro femenino durante el embarazo provocando cambios en el comportamiento y en la función mental de las madres, entre ellas, la agresividad o la motivación instintiva para cuidar a las crías.
Así, el "instinto básico" de una madre de agrupar a su descendencia errante y devolverlos al nido sanos y salvos, que podemos definir como "instinto maternal", depende de un conjunto específico de señales de células cerebrales, según encuentra un nuevo estudio en ratones. Como informan en la edición digital de la revista "Neuron", científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, rastrearon las raíces de este comportamiento a las células cerebrales que producen la sustancia química de señalización dopamina, cuya liberación se sabe que crea sentimientos de satisfacción.
"Nuestro estudio muestra precisamente cómo se genera un instinto maternal en el cerebro de los mamíferos", dice el investigador principal del estudio, Dayu Lin, profesor asistente en el Instituto de Neurociencia de "NYU Langone Health".
Lin señala que debido a que la evolución ha conservado la bioquímica en la mayoría de los mamíferos, los hallazgos pueden ayudar a explicar las conductas maternas humanas, como amamantar y mecer a un recién nacido, y sugerir nuevas formas de ayudar a las madres primerizas que tienen problemas para amamantar o crear un vínculo con sus bebés.
"Además, creemos que los hallazgos anulan la idea de que el sistema de dopamina produce una "descarga" después de un buen comportamiento, y argumentan que la dopamina puede impulsar acciones antes de que se sienta satisfacción", afirma Lin.
Para el estudio, los investigadores monitorizaron la actividad cerebral en docenas de ratones hembra mientras interactuaban con sus propios cachorros y con los de otras. El equipo de investigación se centró en una región cercana a la parte frontal del cerebro llamada área preóptica medial (MPOA, por sus siglas en inglés), que el trabajo previo había demostrado que era clave para la recuperación de los cachorros en los ratones madre.
DOS REGIONES CEREBRALES INVOLUCRADAS
Las pruebas mostraron que, entre los millones de células en esta región del cerebro, las pocas que tenían una proteína de señalización en su superficie llamada MPOA Esr1 eran las más activas eléctricamente cuando las madres ubicaban y luego llevaban a sus cachorros al nido. Esta actividad se redujo una vez que los cachorros estaban de vuelta.
Estimular químicamente cientos de miles de estas células a la vez desencadena en los ratones madre la recogida inmediata de sus crías. Incluso, los ratones vírgenes recuperaron crías que no eran suyas cuando estas células fueron activadas artificialmente. Cuando los investigadores bloquearon químicamente la actividad en estas células, todos los esfuerzos de recuperación se detuvieron.
Buscando otras regiones del cerebro que apoyan este comportamiento instintivo, los investigadores rastrearon extensiones, o axones, de células nerviosas MPOA Esr1 a otra región del cerebro, el área tegmental ventral (VTA, por sus siglas en inglés), donde se produce la dopamina. Investigaciones previas, dice Lin, habían demostrado que el bloqueo químico de las células en el VTA alteraba los comportamientos de recuperación.
En el nuevo estudio, los científicos descubrieron que la estimulación de los axones de MPOA Esr1 que se proyectaban al VTA de los ratones madre llevó, en cuestión de segundos, a la recuperación del cachorro. Y las grabaciones cerebrales en nuevos ratones madre confirmaron que estas células MPOA Esr1 estaban activas cuando estos roedores reunieron a su descendencia.
Lin dice que su próximo equipo planea estudiar qué cambios ocurren en los cerebros de las madres para sensibilizarlos a sus cachorros en el tiempo entre el embarazo y la lactancia, cuando las células MPOA Esr1 se vuelven más activas. También planean investigar qué ocurre si se producen acciones similares en los cerebros de los ratones padre, cuyo comportamiento agresivo hacia los cachorros es conocido por cesar durante un corto periodo de tiempo alrededor del nacimiento.