El año 2018 fue sin duda trascendental para la implementación de impuestos a las bebidas azucaradas, con la promulgación de los impuestos en nueve jurisdicciones adicionales en todo el mundo. 2018 también ha estado marcado por darse a conocer nuevas pruebas que respaldan la efectividad de los impuestos a las bebidas azucaradas para reducir la compra y el consumo de éstas.
IMPLEMENTACIÓN DE IMPUESTOS A LAS BEBIDAS AZUCARADAS
El número de países y jurisdicciones que implementaron un impuesto a las bebidas azucaradas creció exponencialmente. Éstos incluían a Reino Unido, Irlanda, Noruega, Sudáfrica, Filipinas, Estonia, Perú, San Francisco y Seattle (EEUU).
En Cataluña existe impuesto al azúcar en bebidas desde 2017.
Reino Unido dominó los titulares en abril con la implementación de su tan esperado “impuesto sobre el azúcar” a dos niveles. Este enfoque escalonado (también, enfoque por niveles) para imponer impuestos a las bebidas azucaradas, iniciado por Reino Unido en 2016, fue el modelo fiscal dominante adoptado (fuera de los EE. UU.) en 2018, y cinco de las siete jurisdicciones nacionales lo establecieron. Además del Reino Unido (18 peniques/L para las bebidas azucaradas que contengan 5–8 g de azúcar añadido/100 ml, que se incrementa a 24 peniques/L a partir de 8 g de azúcar añadido/100 ml), Estonia (10 céntimos/L para las bebidas azucaradas que contengan menos de 5 g de azúcar/100 ml, que se incrementa a 20 céntimos/L conteniendo 5–8 g de azúcar/100 ml y a 30 céntimos/L a partir de 8 g de azúcar/100 ml), Sudáfrica (2’1 céntimos por cada gramo de azúcar/100 ml para bebidas por encima de 4 g/100 ml), la República de Irlanda (20 céntimos/L para las bebidas azucaradas que contengan 5–8 g de azúcar/100 ml, que se incrementa a 30 céntimos/L a partir de 8 g de azúcar añadido/100 ml) y Perú (17% para las bebidas azucaradas que contengan menos de 6 g de azúcar/100 ml, que se incrementa al 25% a partir de 6 g de azúcar/100 ml) implementaron un modelo fiscal escalonado.
A diferencia del modelo fiscal de tarifa plana, que apunta principalmente a desviar el comportamiento del consumidor de las bebidas azucaradas, el modelo fiscal escalonado también tiene como objetivo trabajar indirectamente incentivando a los fabricantes a reformular sus bebidas para reducir el contenido de azúcar bajo los umbrales de impuestos (y, por lo tanto, pagar un tasa de impuestos más baja o evitar el impuesto en su totalidad). De hecho, este año, el medio Public Health England informó de que el contenido de azúcar en todas las bebidas sujetas al impuesto en el Reino Unido se había reducido en un 11% entre 2015 y 2017 (el impuesto se anunció en 2016), y la energía promedio consumida en una sola ocasión disminuyó en un 6%. Si bien estos tipos de impuestos son altamente considerados, ya que incentivan la reformulación de las bebidas con bajo contenido de azúcar, actualmente no hay evidencia sobre el diseño fiscal (tipo y magnitud) más eficaz para reducir el consumo de bebidas azucaradas en la población. Sin embargo, recientemente, se ha afirmado que la adopción extendida del modelo fiscal escalonado para las bebidas azucaradas tiene un gran potencial para que los fabricantes multinacionales de bebidas reduzcan el contenido de azúcar en toda su gama de productos global. Es relevante destacar que la ley de impuestos del Reino Unido también incluye sanciones por evasión fiscal en virtud de un delito penal (que es un obstáculo importante para los países de bajos ingresos donde la adopción de impuestos a las bebidas azucaradas por parte del gobierno puede ser relativamente sencilla, pero la aplicación sigue siendo un obstáculo para su efectividad).
Este año también se pudo ver cómo Filipinas se convertía en el segundo país del sudeste asiático (después de Tailandia) en adoptar un impuesto a las bebidas azucaradas. Este ‘Impuesto a las bebidas azucaradas’ se implementó como parte de un programa de reformas fiscales más integral. Bajo este impuesto al consumo, las bebidas azucaradas, tanto natural como artificialmente, se gravan a 6 pesos filipinos por litro, mientras que las bebidas que contienen jarabe de maíz con alto contenido en fructosa se gravan a 12 pesos filipinos por litro. Lo más controvertido es que los productos de café 3 en 1 están exentos del impuesto, a pesar de contener aproximadamente 9 g de azúcar/ración y suponer un aumento del 400% en el tamaño del mercado de café instantáneo filipino en cinco años entre 2012 y 2017. En 2013, los cafés y tés azucarados representaban un tercio del volumen de bebidas azucaradas para los adultos filipinos, y sus bajos costes atraían particularmente a los consumidores con bajos ingresos.
Noruega también se ha unido al impulso fiscal europeo para bebidas azucaradas este año. Noruega ya contaba con un impuesto a “chocolates y productos de azúcar” desde 1922, destinado a ser una medida fiscal para recaudar ingresos de bienes de lujo. Pero en enero, el gobierno noruego, en un intento por reducir el consumo de azúcar a nivel de la población, aumentó el impuesto en un 83% para los productos listos para comer y en un 42% para las bebidas azucaradas natural y artificialmente, lo que resultó en un impuesto de 2018 de 4’75 coronas/L. De manera impredecible, los opositores al impuesto respondieron con preocupaciones sobre compras transfronterizas a la cercana Suecia, pero por ahora, esas preocupaciones siguen siendo anecdóticas.
El único nuevo compromiso fiscal para las bebidas azucaradas este año fue el de Bermudas, donde se sometió a consulta pública una propuesta para gravar a los importadores comerciales y personales de azúcar, dulces y bebidas azucaradas y para reducir el arancel aduanero sobre la importación de agua. Tras la consulta, en la que la mayoría de los individuos y organizaciones aprobaron la política propuesta, la primera fase del impuesto se implementó en octubre, que comprendía un arancel del 50% sobre los dulces, las bebidas azucaradas y los siropes (las bebidas no azucaradas y los zumos de frutas con un 100% de jugo están exentos del impuesto actualmente). Los ingresos recaudados del impuesto se destinarán a actividades de promoción de la salud y prevención de enfermedades para fomentar estilos de vida saludables.
El impuesto se incrementará a un impuesto del 75% en abril de 2019.
Donde 2018 fue ligero en cuanto a futuros compromisos fiscales globales para las bebidas azucaradas, se compensó con la implementación de impuestos a las bebidas azucaradas y la consolidación del programa de salud pública. A medida que avancemos en 2019, será importante que el programa de salud pública continúe fortaleciéndose para que la acción de imponer impuestos a las bebidas azucaradas no se detenga. Una mayor alineación de este programa con el global de enfermedades no transmisibles será relevante y la superación de la oposición de la industria será de suma importancia. Las lecciones de la evaluación de impuestos a las bebidas azucaradas en Chile resaltan la importancia de adoptar e implementar impuestos a ellas que sean de una magnitud suficiente como para influir en el cambio de comportamiento a nivel de la población.
Con muchos impuestos a las bebidas azucaradas en curso, la evidencia de efectividad continuará acumulándose: se espera con ansia el enfoque exclusivo de ciencia de sistemas para la evaluación de impuestos sobre el azúcar en el Reino Unido.