Una nueva investigación dirigida por la Universidad de East Anglia (UEA), en Norwich, Norfolk, Inglaterra, muestra que los amigos cercanos pueden influir en cómo los niños en edad escolar piensan acerca del peligro. El estudio analizó si los amigos próximos afectan a las respuestas de miedo de los demás, tanto en términos de creencias como de lo que harían para evitar un potencial peligro.
Los resultados, publicados en la edición de diciembre de la revista "Behaviour Research and Therapy", muestran por primera vez que los niños con estrecha amistad exhiben patrones similares de pensamientos relacionados con el miedo y que influyen en los temores de cada uno al discutir estos temas juntos.
Es bien sabido que los miedos son comunes en los niños y aunque estos suelen disminuir con el tiempo, algunos niños desarrollan temores significativos que pueden interferir con su vida cotidiana. Fobias específicas son la forma más común de ansiedad infantil y si no se tratan, pueden continuar en la edad adulta.
Aunque algunos miedos de la niñez pueden explicarse por la herencia genética de un niño, existen pruebas considerables de que los temores de los niños se ven afectados por el aprendizaje directo y la información que reciben de otros, por ejemplo, de sus padres. Este trabajo sugiere que la transmisión de los temores, así como las ideas sobre cómo comportarse en situaciones de miedo, también podría ocurrir en otras relaciones cercanas, como las de los amigos.
La autora principal, la doctora Jinnie Ooi, quien realizó la investigación como parte de su doctorado en la Escuela de Psicología de la UEA, señala que los hallazgos podrían tener implicaciones prácticas para los profesionales que trabajan con niños, por ejemplo, los que están siendo tratados por trastornos de ansiedad.
"Nuestros resultados indican que los amigos cercanos pueden compartir pensamientos negativos y, en cierta medida, pueden mantener esos pensamientos --dice Ooi, asociado de investigación senior--. Esperemos que con este conocimiento podamos ser capaces de diseñar intervenciones en las que los amigos cercanos puedan ayudar a cambiar los pensamientos de sus amigos durante la terapia".
"También puede ser beneficioso pedir a los niños que están siendo tratados por trastornos de ansiedad para identificar si tienen amigos que pueden estar influyendo o respaldando sus pensamientos negativos, y posteriormente puede ser útil para que se les den estrategias para discutir estos pensamientos con sus compañeros de una manera flexible", añade.
LOS PENSAMIENTOS DE MIEDO NO SIEMPRE SE VUELVEN MÁS NEGATIVOS
Un hallazgo importante es que los pensamientos relacionados con el miedo de los niños no necesariamente se vuelven más negativos cuando los niños discuten sus temores con amigos cercanos que están más ansiosos. Los autores dicen que este descubrimiento apoya el uso de la terapia de grupo y puede resultar información útil para los padres preocupados por que la exposición a niños más ansiosos dentro de la terapia en grupo pueda aumentar la ansiedad de su hijo.
Los resultados de la investigación también plantean que las intervenciones en la escuela destinadas a reducir la ansiedad en niños en edad escolar primaria podrían formar a parejas de amigos cercanos a discutir y resolver sus preocupaciones de manera positiva entre sí.
El estudio incluyó a 242 niños de escuela británicos (106 niños y 136 niñas), de edades comprendidas entre los 7 y los 10 años, que completaron cuestionarios para medir sus pensamientos de ansiedad y temor. Luego, se les mostraron fotografías de dos marsupiales australianos --el Cuscus y el Quoll-- que les eran desconocidos.
Se leyeron dos versiones de información sobre los animales, una ambigua y otra que las describió como amenazantes, después de lo cual se evaluaron sus respuestas de miedo hacia cada animal. A continuación, parejas de amigos cercanos (40 pares de chicos, 55 pares de chicas y 26 pares de chicos y chicas) discutieron sobre sus sentimientos acerca de los animales, y se midieron de nuevo sus respuestas de miedo.
Se les dio un mapa que mostraba un recinto con la ubicación de los animales, pidiéndoles que dibujaran una cruz en el camino para mostrar dónde les gustaría estar en el recinto, con el comportamiento de evitación medido mediante la distancia de la cruz al animal. Después de completar todas las tareas los niños recibieron información real sobre el Cuscus y el Quoll y se les mostró un breve vídeo sobre cada uno de ellos.
Los resultados revelaron que los niños influyeron en los pensamientos del otro después de la discusión: desde que se les dio la información sobre los animales hasta la discusión sus respuestas ante el miedo se volvieron más similares y las respuestas frente al miedo de los amigos cercanos durante la fase de información predijeron significativamente las respuestas de miedo de los niños en el debate.
Los niños en parejas de chico-chico mostraron un aumento significativo en las respuestas al miedo después de la discusión; su nivel de miedo se volvió más en línea con el de otros pares del mismo género para esa tarea, mientras que en las parejas de niñas y niñas hubo una disminución significativa en sus ideas de miedo, al menos cuando se les proporcionó información amenazante. Las diferencias en el nivel de ansiedad entre amigos cercanos no afectaron al cambio en las respuestas de miedo con el tiempo.