En un mundo que gira rápido, la calma parece no tener sentido.
Sin embargo, la calma es nuestro estado natural, es un estado en el cual podemos crecer internamente y nos reencontramos con nosotros mismos. Por eso hoy quiero mostrarte el poder de la calma y cómo alcanzarlo.
Solo crecemos cuando estamos en calma
En otros post que he escrito, habrás leído que creo que la adversidad nos empuja a cambiar, es el catalizador que pone en marcha el cambio interno, pero también creo que solo crecemos cuando estamos en calma.
¿Es una contradicción esto que te acabo de contar?
Creo que no… te lo explico mejor…
Las situaciones inesperadas o adversas (pandemia por covid-19, un despido, el fallecimiento de un ser querido, no alcanzar una meta soñada, etc.), nos hieren emocionalmente. Por eso tratamos de protegernos del dolor y cuando nos protegemos, lo habitual es que sintamos pocas ganas de socializar y más necesidad de estar con nosotros mismos.
Esta es la parte decisiva de la adversidad, del golpe que sufrimos. El catalizador que precipita el cambio.
Ante esos golpes que la vida nos trae, podemos decidir qué actitud mantendremos. Podemos quedarnos atrapados en la tristeza, la frustración, la rabia o el deseo insatisfecho… O podemos decidir que ese golpe nos está ayudando a replantearnos lo que es importante para nosotros y que tenemos que saber lo que queremos antes de seguir adelante.
Cuando decidimos quedarnos atrapados en las emociones intensas, el crecimiento es poco probable porque sentiremos que la vida es injusta y nuestro cuerpo desencadenará y mantendrá la respuesta de “lucha-huida” propia del estrés.
Sin embargo, cuando decidimos que ese golpe es una llamada para atendernos más, observar lo que ocurre en nosotros y conocernos mejor, la adversidad ha cumplido su cometido: el despertar interior.
Y desde esta decisión de ver en las adversidades a maestros, es cuando podemos crecer. Porque cuando decidimos tener esta actitud, vivimos desde nuestro centro, hay calma emocional en nuestro interior. El huracán emocional es sustituido por espacio donde reencontrarnos con quienes somos y especialmente, con quiénes queremos ser.
Por eso creo que en el crecimiento interno hay dos etapas: una donde llega el golpe y otra donde la calma y la observación nos permite estar dentro de nosotros.
“Lucha-huida” vs. “aprendizaje-crecimiento”
Nuestro cuerpo es un dispositivo de alta tecnología que posee una gran inteligencia innata. Sé que nunca habías visto así a tu cuerpo, pero lo es.
Tu sistema nervioso ha de estar equilibrado para vivir plenamente y lleno de salud. Por eso es clave el equilibrio entre el sistema nervioso autónomo simpático (encargado de activarnos) y el sistema nervioso autónomo parasimpático (encargado de la calma y la relajación).
Vivimos tiempos difíciles, llevamos viviendo décadas en un estado de sobresalto constante. El estrés nos acompaña cada día y como lleva tanto tiempo con nosotros, creemos que ese es nuestro estado natural. Podemos vivir en dos estados…
Estado de “Lucha-huida”: También conocida como la respuesta de estrés. En nuestra evolución, el estrés era muy efectivo porque nos ayudaba a huir de amenazas que ponían en riesgo nuestra supervivencia física. La diferencia es que esos estresores eran de corta duración. En el siglo XXI, los estresores se han hecho más abstractos y ahora viven en nuestra mente, pero las antiguas áreas cerebrales encargadas de esta respuesta, son las mismas.
En el estado de “lucha-huida”, tenemos hiperactivado nuestro sistema nervioso autónomo simpático… por eso las glándulas suprarrenales trabajan sin parar, liberando cortisol y adrenalina en nuestro torrente sanguíneo, desencadenando la taquicardia, la hiperventilación, el aumento de la glucosa en sangre y acelerando nuestro metabolismo. ¿Crees que puedes crecer internamente y observarte en profundidad cuando tu cuerpo trata de huir de un tigre?
La respuesta es que no… en ese momento tu cuerpo solo tiene una misión: Sobrevivir. Y cuando nos encontramos en estado de supervivencia, todo ocurre rápido, la mente está acelerada y nos sentimos agotados.
Estado de “Aprendizaje-crecimiento”: De esta manera me refiero al estado contrario al que te acabo de describir. Este estado supone un equilibrio entre tu sistema nervioso simpático y parasimpático e incluso puede estar un poco más activado el parasimpático.
Cuando vives en este estado, te sientes seguro, a salvo, no hay miedo, confías en ti mismo y en tu entorno, las adversidades solo son retos, fluyes con tus emociones y sientes que todo tiene sentido. Vives desde la calma. Y cuando vives desde este estado, puedes crecer y evolucionar. Para crecer, hay una etapa en la que sentirás la necesidad de aislarte, de pasar tiempo a solas… está bien, no te asustes, es el momento en que vas hacia dentro, es el momento en que todo cambia.
Piensa en una semilla… crece a oscuras, enterrada en la tierra. Primero hace crecer sus raíces y después, poco a poco, expresa en el mundo exterior toda su belleza. Tú eres igual… creces en el silencio, en la soledad, en la calma. Creces cuando te tomas un tiempo para ti, cuando te observas sin juzgarte, cuando te dedicas tiempo.
Una semilla no puede crecer si pisamos constantemente la tierra donde está germinando. El estrés, la respuesta de “lucha-huida” de tu cuerpo, es esa pisada constante que impide tu crecimiento.
Construyendo un espacio de calma
Ahora ya sabes que la calma es esencial porque desde ella puedes crecer y evolucionar. Tan solo queda saber qué puedes hacer para vivir desde ella.
Te propongo que construyas un espacio de calma… este espacio no es una habitación, este espacio de calma está en ti. Y lo puedes construir desde dentro.
Respira: La respiración consciente, crea ese espacio de calma en tu interior. Cuando me dedico 5 minutos a cerrar los ojos en silencio y observo cómo inspiro y espiro, siento que creo una burbuja de calma y bienestar en mi interior. La manera más rápida de construir este espacio de calma, es respirando… fácil, ¿verdad?
Para que te sea aún más fácil, puedes descargarte gratis una meditación centrada en la respiración que he grabado para ti. Descárgala desde aquí.
Medita: Otra estrategia que me permite construir este espacio de calma que necesito para crecer, es meditar. En realidad, la meditación no es algo muy sofisticado… consiste en tomarte un tiempo para ti, estar a solas, cerrar los ojos y concentrarte en tu respiración. Es un tiempo para observar tu mente y no dejarte atrapar por tus pensamientos, dirigiendo tu atención una vez más a la respiración.
Los principios no suelen ser sencillos, por eso te regalo una meditación que seguro te ayuda. Puedes descargarla desde aquí.
Comienza creando un espacio de calma en ti… el resto llegará poco a poco