Los seres humanos aprendemos desde el mismo momento en que nacemos.
En ocasiones este aprendizaje lo hacemos de manera consciente y a apropósito, con intencionalidad.
Pero en muchas otras ocasiones, aprendemos de manera inconsciente e indirecta, usando la observación como medio básico.
Y es que observar es una manera muy inteligente de aprender, porque nos fijamos en una persona que está acostumbrada a hacer cosas que nosotros no sabemos. Observamos a un experto.
En este sentido, hay un concepto del que hablan los budistas… la mente del principiante.
Comprendiendo la mente del principiante
Este concepto se refiere a una actitud que debemos mantener frente a la vida. Es un estado de consciencia que nos permite observar las cosas desde una perspectiva llena de curiosidad, dispuestos a experimentar las cosas sin juzgarlas.
Un principiante es curioso, está deseoso de aprender y mantiene su mente abierta a cualquier cosa que pueda descubrir.
Creo que esa es la actitud que debemos mantener en la vida… estar abiertos a lo que venga a nosotros y a las lecciones que aprenderemos.
Lo que ocurre es que esta actitud requiere un esfuerzo y no sabemos por dónde empezar, porque ser un principiante supone admitir que no lo sabemos todo, y a veces nos sentimos vulnerables al admitir que hay cosas que no sabemos.
La clave para ser un principiante, es admitir que no lo sabemos todo y que estamos dispuestos a aprender.
Podemos ser aprendices y principiantes de la vida, lo que nos permitirá tomar cualquier situación o experiencia, para hacernos más sabios.
También podemos y debemos ser observadores de nuestra mente y emociones, porque lo que ocurre dentro de nosotros, marca la manera en que viviremos y crea la realidad que vivimos.
¿Los errores son lecciones?
En mi camino de crecimiento interno, he descubierto que los errores son oportunidades de aprendizaje. De hecho creo que los errores son lecciones.
Nuestras intensas emociones nos hacen ver y sentir que los errores son algo que debemos rechazar, algo indeseable de lo que no podemos aprender nada. Aunque esos errores nos ayuden a conocernos mejor y a ser conscientes de lo que debemos modificar para vivir de manera más equilibrada.
Cuando modificamos nuestra idea sobre los errores, nuestra manera de vivir cambia radicalmente. De repente las cosas “malas” se transforman en maestras y nosotros nos convertimos en alumnos deseosos de aprender. De esta manera, dejamos de depender del resultado positivo de lo que vivimos, para comenzar a vivir en el presente, fluyendo con la vida.
Muchas personas se preguntan por qué la vida les trae una y otra vez las mismas situaciones vitales… la respuesta es clara… las situaciones se repetirán hasta que aprendamos las lecciones pendientes. No debemos ver esta repetición como un castigo, sino como una oportunidad para seguir evolucionando.
Yo no creo que existan los errores, tan solo surgen situaciones cuyo resultado no es el esperado, pero eso nos abre la puerta a un profundo aprendizaje y sabiduría.
La clave está en aprender y compartir
Creo que la vida consiste en aprender y compartir con otros lo aprendido.
¿De qué sirve que aprenda algo importante si no lo puedo comunicar a otros para que también aprendan?
Recuerda que una manera sencilla de aprender, es a través de la observación.
Por eso, cuando lees mis palabras cada semana, aprendes algo nuevo que no sabías y de ese modo mi aprendizaje se convierte en nuestro aprendizaje.
Todos los seres humanos tenemos el doble papel de maestro y alumno. Y debemos recordar estar presentes en ambos papeles. Porque así es como la humanidad evoluciona.
Ahora reflexiona… ¿Tienes la mente de principiante? ¿Interpretas el papel de maestro y alumno?
Conecta con el aprendiz que hay en ti, comparte lo que aprendes cada día