Cuando fue elegido como presidente del Sindicato de Enfermería, hablar de pandemia era hablar de algo muy lejano e, incluso, casi irreal. Sin embargo, ahora todo ha cambiado y esta pandemia ha afectado a todos los sectores y personas. ¿Cómo ha afectado, a lo largo de este tiempo, al sindicato? ¿Cómo se adaptaron a la “nueva normalidad”?
La crisis sanitaria del Covid-19 obligó a SATSE a realizar importantes cambios, tanto a nivel organizativo y estructural como en su estrategia general de actuación para defender los derechos e intereses de las enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas, así como al sistema sanitario en su conjunto y las necesidades asistenciales y de cuidados de los pacientes y el conjunto de la ciudadanía.
A nivel organizativo, nos marcamos como objetivo principal el escrupuloso cumplimiento de todas las medidas preventivas necesarias para garantizar la salud y seguridad de todas las personas que trabajan en SATSE y, en cuanto a nuestra política de actuación, hemos estado en todo momento al lado de nuestros compañeros y compañeras que han estado en primera línea de la lucha contra la pandemia en todo momento. Primero, atendiendo y cuidando a miles y miles de personas y, luego, realizando las labores de seguimiento y detección de casos y, posteriormente, en la campaña de vacunación.
Sin duda alguna, las enfermeras y enfermeros han desarrollado una labor absolutamente fundamental e imprescindible en la actual crisis sanitaria.
¿Y a los profesionales de enfermería? ¿Qué quejas, miedos o dudas son las que les hacen llegar? ¿Cuánto de diezmado va a salir el colectivo de esta pandemia?
Las secuelas físicas y psicológicas de la pandemia son muy importantes y graves en muchos casos. Hemos ido realizando distintas encuestas y todas concluyen que los niveles de estrés, ansiedad, “burn out”, agotamiento y otros problemas de salud que han ido en aumento. La sobrecarga y tensión asistencial que han sufrido durante meses en su lucha contra una enfermedad tan grave y desconocida al principio les ha pasado una clara factura.
Hay que recordar que en los primeros momentos trabajaron desprotegidos poniendo en claro riesgo su salud y seguridad y la de sus seres queridos. Han trabajado, además, con plantillas claramente insuficientes. Muy pocos profesionales para la magnitud de la crisis a la que han tenido que enfrentarse.
Al principio, hubo un movimiento social a favor de los profesionales de la salud, tratándolos como héroes, aplaudiéndoles todos los días… Pero parece que ese movimiento se ha ido desvaneciendo con el tiempo, ¿cree que la enfermería está, de nuevo, en la misma situación que antes de la pandemia?
El reconocimiento y alta valoración del conjunto de la ciudadanía se mantiene y siguen siendo muchas las muestras de agradecimiento que recibimos. Lo que es verdad es que los compromisos realizados desde las instituciones públicas de mejorar las condiciones profesionales y laborales de las enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas no se han convertido aún en realidad y cada vez nos tememos más que, como en otras ocasiones, se queden en meras declaraciones de intenciones.
No hay que olvidar que España está a la cola de Europa en cuanto a enfermeras/os por habitante, con cinco profesionales por 1.000 habitantes cuando la media es de casi nueve enfermeras/os por 1.000 en Europa. También nuestro país encabeza el deshonroso ranking de países con más temporalidad y precariedad laboral en el sector público.
Uno de los principales problemas actuales es la falta de personal en el colectivo. ¿Cómo cree que se podría solucionar?
Se requiere una clara voluntad política e institucional de mejorar la atención sanitaria y cuidados a través de una dotación adecuada de enfermeras y enfermeros en todos los centros sanitarios y sociosanitarios. Para ello, resulta prioritario que la Proposición de Ley de Seguridad del Paciente que está aún pendiente de debate en la Comisión de Sanidad el Congreso de los Diputados se apruebe cuanto antes.
Desde que se tomó en consideración en el Pleno del Congreso, con el respaldo mayoritario de los partidos, llevamos más de siete meses esperando que los grupos políticos presenten sus enmiendas parciales a una norma que ha nacido de la voluntad popular. Fueron casi 700.000 firmas las que se consiguieron en todo el Estado, además de apoyos de asociaciones de usuarios y consumidores, organizaciones profesionales enfermeras de todo el mundo o de destacadas personalidades de la cultura, el deporte o la comunicación de nuestro país.
Asimismo, hay que propiciar el retorno de las miles de enfermeras y enfermeros que se encuentran trabajando fuera de nuestro país porque aquí no encontraron oportunidades laborales y también hay que adecuar la oferta universitaria del Grado de Enfermería a las necesidades reales de profesionales que tiene nuestro país. Sobre ambos asuntos ya nos hemos dirigido a los gobiernos y partidos políticos con propuestas concretas para cumplir estos objetivos.
¿Qué objetivos principales se marcan desde el sindicato?
Nuestra hoja de ruta futura, tras mi reelección como presidente de SATSE, se resumiría en seguir trabajando para que los cerca de 400.000 enfermeros, enfermeras y fisioterapeutas de nuestro país cuenten con unas condiciones laborales y retributivas justas y dignas para, de esta forma, garantizar una atención sanitaria más segura y de mayor calidad.
Acabar con las agresiones a los profesionales, el sexismo y los entornos laborales inseguros también forman parte de nuestras prioridades, al igual que lograr que las enfermeras y enfermeros puedan jubilarse de manera anticipada si así lo desean después de trabajar durante muchos años en unas condiciones especialmente difíciles y penosas.
También seguiremos reclamando la implantación generalizada de la enfermera escolar en todos los centros educativos del país al estar plenamente convencidos de que es una medida que beneficia al alumnado, a las madres y padres y al conjunto de la comunidad educativa.
Está claro que la situación no es nada fácil, ¿qué les diría a los más de 280.000 profesionales de enfermería que hay en España?
Les diría que la pandemia del Covid-19 ha evidenciado, como no había ocurrido nunca antes, la decisiva e insustituible labor de las enfermeras y enfermeros dentro de nuestro sistema sanitario. Por ello, tenemos que hacernos valer en todo momento y ante cualquier circunstancia con firmeza, unidad y seguridad.
Ha llegado el momento de que demos un paso adelante y logremos todo aquello que nos merecemos por nuestro insustituible e incansable trabajo, esfuerzo y dedicación. Nuestra aportación es esencial al sistema sanitario como garantes de una atención y cuidados a las personas durante las 24 horas al día, los 365 días al año.
Como rezaba el lema de nuestro último Congreso, es el momento para que lideremos nuevos espacios y ámbitos de actuación, ya que el avance y desarrollo de nuestra profesión finalmente redundará en una mejora de nuestro sistema sanitario y en la generación de salud y bienestar para el conjunto de la población.