¿Estás pensando en operar tu miopía?

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Las operaciones de cirugía refractiva son aquellas que corrigen los defectos de visión para los que se emplea el uso de gafas y lentillas como miopía, hipermetropía o astigmatismo y en las que ya existe una amplia experiencia y buenos resultados.

   Sin embargo, en lo que se refiere a la presbicia o vista cansada, como se conoce a esta afección en España, al ser una condición derivada del envejecimiento los resultados no son tan buenos. En la presbicia, el cristalino, la parte del ojo donde también se forman las cataratas, se va haciendo más duro con el paso de los años y el músculo que se encarga de aumentar su potencia mientras leemos va perdiendo esta capacidad.

   Según explica a Infosalus José Manuel Benítez del Castillo, Secretario General de la Sociedad Española de Oftalmología y Catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid, toda persona que esté interesada en pasar por una intervención de este tipo debería tener en cuenta que es una cirugía totalmente electiva para la que se necesita acudir a un centro serio donde expliquen las ventajas y desventajas de la intervención y analicen si se es un buen candidato.

TIPOS DE OPERACIONES LASER PARA LA MIOPÍA

   En la cirugía refractiva se utiliza la tecnología del láser con una variedad de técnicas según sea el defecto a corregir. El láser realiza una ablación de tejidos mediante la que se elimina una cantidad de tejido que depende de la cantidad de dioptrías, la medida en la que se estima el defecto que afecta a los ojos.

   El láser denominado "excimer" es el más empleado aunque de reciente aparición es el "smile", del que debido a su novedad y al menor número de intervenciones realizadas aún no se pueden valorar los resultados, apunta el oftalmólogo.

   En la técnica "Lasik", una de las más empleadas, el láser excimer funciona después de que se levante una capa del tejido superficial de la córnea cortando con una cuchilla denominada "microqueratomo". El nuevo láser "smile" permite realizar la corrección de los defectos refractivos sin tener que levantar esta capa más externa de la córnea.

   En la miopía, gafas y lentillas corrigen el defecto aplicando lentes cóncavas al ojo, así lo que hace el láser es tallar esa concavidad en el centro de la córnea. Por el contrario, en la hipermetropía existe un defecto que lleva a emplear lentes convexas para su corrección. Esto supone que, al no poder añadirse tejido al ojo para crear la curvatura correctora, el láser debe conseguir esa convexidad retirando el tejido circundante.

   En el caso del astigmatismo, que puede tener características de hipermetropía o miopía, la explicación es más compleja dado que de los 360 grados que tiene el eje del ojo, estos defectos afectan sólo a una zona y es en ella en la que debe actuar el láser.

CONSIDERACIONES PREVIAS A LA OPERACIÓN

   La salud de los ojos es la que determina la idoneidad de realizar o no la cirugía, que no está indicada cuando se padece ojo seco, existen deformidades en la córnea, alguna patología ocular o bien dolencias sistémicas como diabetes o artritis reumatoide, entre otras.

   Las complicaciones más comunes incluyen una corrección a la baja del defecto, aunque es posible realizar una nueva intervención; la visión de halos por la noche, más común en mujeres jóvenes que tienen una pupila más grande; o sequedad ocular, derivada de los cortes que realiza el láser en los ojos.

   "Toda operación electiva supone asumir un riesgo y este puede ser que los resultados no se ajusten a lo esperado o que, aunque en raras ocasiones, se pueda producir una complicación grave como una infección o cicatrices que requieran un trasplante de córnea", señala Benítez del Castillo.

   El oftalmólogo aconseja a quienes estén considerando la posibilidad de pasar por una intervención de cirugía refractiva que tengan en cuenta las siguientes cuestiones:

* En la visita a la consulta se debe proporcionar todo el historial refractivo y de graduación de los últimos años. Con ello el especialista evalúa si el defecto visual está en desarrollo o se ha estabilizado pues los resultados serán mejores en este último caso.

* Pedir y recibir toda la información necesaria sobre la intervención, sus ventajas y desventajas y las posibles complicaciones que se pueden presentar.

* Las características de la salud ocular, el grado del defecto refractivo y el estado de salud determinan si la persona es o no un buen candidato para la cirugía.

* La decisión final es siempre del paciente ya que se trata de una cirugía electiva que conlleva unos riesgos de complicaciones añadidas.

   "Se banaliza por parte del paciente e incluso de algunos médicos lo que supone someterse a una intervención quirúrgica", señala el oftalmólogo, que concluye que existen pacientes en los que la cirugía refractiva ha presentado graves consecuencias y ha supuesto un antes y un después en sus vidas.