Los componentes que forman la cerveza pueden tener un efecto protector sobre el sistema cardiovascular, debido a los nutrientes derivados de sus ingredientes naturales, entre los que destacan las vitaminas del grupo B y los polifenoles o antioxidantes naturales, que poseen una capacidad antiinflamatoria, capaz de evitar los daños que se puedan generar en el ADN de las células ante situaciones de estrés y que pueden favorecer mejores niveles de colesterol total en sangre.
Así lo ha destacado el director del Departamento de Fisiología Humana del Instituto de Alimentación y Nutrición de los Países Bajos, Henk Hendriks, en el marco de las XIX Jornadas de Nutrición Práctica que han tenido lugar en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Por su parte, el presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Jesús Román Martínez, ha recordado que la cerveza es una bebida milenaria elaborada con ingredientes naturales (agua, cerveza y lúpulo) y con bajo contenido alcohólico, cuyo consumo moderado (1-2 cañas al día para las mujeres y 2-3 para los hombres) "podría aportar nutrientes a la dieta habitual así como otros compuestos beneficiosos para la salud".
"Su composición la diferencia del resto de bebidas y le confiere un especial interés nutritivo, por lo que siempre ha estado ligada a la Dieta Mediterránea clásica", ha apuntado añadiendo que la bebida ya formó parte en la antigüedad de la cultura mediterránea, por lo que "tiene derecho a reclamar su protagonismo como ingrediente de uno de los modelos alimentarios más saludables del planeta".
LA VITAMINA B6 DE LA CERVEZA EVITA QUE SE INCREMENTE LA HOMOCISTEÍNA
Según indica Hendriks, si bien algunas bebidas pueden aumentar los niveles de homocisteína (aminoácido marcador de distintos accidentes cardiovasculares) en sangre, "este proceso no ocurre en el caso de la cerveza, debido a la gran cantidad de vitaminas del grupo B, y especialmente de vitamina B6, que se encuentran en su composición". En este sentido, ha señalado que la cantidad de vitamina B6 de la cerveza "parece ser suficientemente significativa como para evitar que se incrementen los niveles de homocisteína en sangre".
En este escenario, el experto remarca que el consumo moderado de bebidas con baja graduación alcohólica "podría reducir el riesgo de padecer este tipo de enfermedades", y apunta que esta asociación "no sólo se observa para el infarto de miocardio, la enfermedad cardiovascular más común, sino también en otras enfermedades cardiovasculares como la apoplejía, la enfermedad de la arteria periférica y la demencia".
Los expertos han recordado que existen investigaciones científicas que hablan de la relación existente entre el consumo moderado de cerveza y la salud cardiovascular, como un estudio dirigido por la directora del Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC), Lina Badimón, y la investigadora de dicho centro Gemma Vilahur, publicado en la revista "Basic Research in Cardiology", que concluye que "el consumo moderado de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, favorece la fibrosis reparativa en el corazón dañado, lo que deriva en un menor tamaño de la cicatriz y una mejora en el funcionamiento cardíaco global".
Asimismo, la investigación demuestra que la ingesta moderada de cerveza "puede mejorar el perfil lipídico, aumentar la calidad de las partículas de HDL (colesterol bueno o cardiosaludable) y reducir el estrés oxidativo sin que exista alteración de la masa corporal, así como proteger frente a lesiones miocárdicas agudas asociadas al infarto y favorecer la función cardíaca global".